viernes, 12 de febrero de 2016

HERENCIA CHILENA

Hace un par de días un amigo me preguntaba si conocía una "schopería" que quedaba en Providencia con Los Leones, donde habían buenos sandwich. Era que no, "Herencia Chilena" le dije de inmediato. Había ido un par de veces, pero nunca me había dado el tiempo para escribir algunas líneas sobre mis experiencias. Creo que ahora es cuando, sobre todo considerando que tengo el sabor de sus sandwiches en la mente y el retrogusto de sus cervezas aún dando vueltas en mi paladar. Acá vamos.



Cervezas. Durante la última visita, la oferta de cerveza tirada se reducía a 3 canillas: Rothhammer Special Blonde, Bundor Imperial Stout y Jester American Pale Ale. Dada la buena atención - ya volveré sobre ese punto - tuve la suerte de probar las 3, con una suerte dispar.

Rothhammer Special Blonde. Cada vez que pruebo esta cerveza, me pongo a llorar. Mi memoria emotiva me lleva a las primeras Special Blonde que tomé, las que prácticamente eran una réplica de las blonde ale belgas. Ahora están lejos de eso... muy lejos. Tanto así que ya decidí alejarme de la frustración y no tomarla más (a menos que sea muestra gratuita... si claro, hay algo de masoquismo en mí).

Bundor Imperial Stout. Algo así como la chica mala valdiviana, la cerveza rebelde, rockera, potente, intensa... pero que cada vez que la pruebo en schop en Santiago me provoca una desagradable sensación de acidez en boca. Al parecer el viaje desde Valdivia a Santiago no le hace bien. Next.

Jester American Pale Ale (A.K.A. Manitoba). Algo así como un amor al primer beso (¿o sorbo?). Ya la había probado tanto en schop como en botella, y simplemente no decepciona. Al olerla y sentirla en la boca se manifiestan los buenos ingredientes y la marcada presencia de lúpulos americanos con notas frutales y a ratos herbáceas. Creo que mi decisión fue demasiado fácil esta vez. Este era el schop elegido.




Jester A.P.A., por lejos la ganadora de la barra en Herencia Chilena.

Por su parte, las botellas de Herencia Chilena nos reservan marcas tales como Cuello Negro, Leyenda en sus 5 variedades, Rothhammer, Bradar (desconocida para mi, habrá que probarla en algún momento), La China y Ruberg.

Ambiente. Acá hay una inversión fuerte, y se nota. Cada detalle de la distribución y decoración en herencia Chilena da cuenta de un cuidado en el aprovechamiento de los espacios, y de la pretensión de darle al lugar un ambiente que mezcla el bar tradicional con la modernidad. A primera vista destaca su enorme barra que atraviesa el local completamente, y que está bien equipada con unas cómodas sillas altas (móviles, acolchadas y con respaldo!). El parroquiano puede sentarse plácidamente frente a la maquina schopera, conversar con el cantinero a la vieja usanza, o simplemente levantar la vista para ver algún espectáculo deportivo en unos televisores ubicados en el fondo del local. ¿El resultado? Un bar genéticamente puro, donde se puede ir porque sí, sólo o acompañado, a matar cada mal rato de la jornada: ¡Chapeau!



Simplemente una barra de ensueño.

Ahora bien, no todo es barra. Herencia Chilena cuenta con un espacio interior con cómodas mesas para grupos de amigos, y también con una terraza en plena avenida Providencia (puede no ser muy agradable lidiar con el tráfico del sector, pero para más de alguno la nicotina el sacrificio lo vale).


La bastante bien equipada terraza de Herencia Chilena


El carismático barman honorario de Herencia Chilena.

Comida. El sandwich es el amo y señor en la cocina de Herencia Chilena, y las quince diferentes opciones en la carta así lo reflejan. Las deliciosas descripciones aprovechan nombres típicos de nuestra historia para presentarse, mientras los pedidos de las mesas vecinas ya van avisando que la mano viene bien.

En esta ocasión el elegido fue "Las Delicias" (como la Alameda, claro está): una plateada de vacuno cocinada con cerveza negra, acompañada de queso, champiñones salteados y tomate confitado, todo dentro de un notable pan amasado y con un acompañamiento de papas y dos salsas.



El  ya clásico "acercamiento electrónico" de #1deEspuma2deFrente a "Las Delicias" de Herencia Chilena. 

¿Qué se puede decir de este sandwich? Lo bueno: se rescata la notable textura y frescura del pan tipo amasado (se nota que hay una preocupación y una selección con pinzas del dealer de pan...), como también la deliciosa e hilachenta plateada con abundante queso, elementos que rescatan la esencia de la fuente de soda nacional del siglo XX. Lo malo: tal vez la descripción de la carta es demasiado apoteósica y pretenciosa para lo que efectivamente encontramos en el plato. Unas pequeñas lonjas de tomate y un par de champiñones a medio saltear naufragando en el queso a ratos parecían decepcionantes. Si sus productos son buenos y su trabajo bueno... ¿porqué no sincerase y vender derechamente el sandwich como plateada y queso?

Pues bien, no todo es pan y carnes en Herencia Chilena. La carta también ofrece frescas ensaladas y tablas de piqueo.


#1deEspuma2deFrente en modo light. En la fotografía una ensalada del huerto llamada "Providencia".

Finalmente, y como amante de las buenas mostazas, no puedo dejar sin resaltar las tremendas mostazas francesas que se encontraban en cada mesa, a modo de alcuza y con una agradable presentación.


Una moutarde a l`ancienne y otra moutarde dijon guiñaban el ojo sensualmente a cada bocado de sandwich.

Calidad de servicio. La atención es bastante buena, al punto de sorprender. Para muestra un botón: llegando al local le pido al garzón una muestra de la cerveza Bundor Imperial Stout y de la Jester A.P.A., a lo que me contesta: ¿no prefiere una muestra de las tres cervezas en schop disponibles? Dicho y hecho, al minuto ya disponía de las tres salidas de barril en mi mesa en generosas porciones para degustar y decidir.

Si a lo anterior se le suman las preguntas de vez en cuando y de cuando en vez de "¿todo bien?", la atención ya comienza a destacar. Un punto bueno para Herencia Chilena.

Baños. Nunca había visto un baño tan pequeño y, a la vez, tan bien distribuido. Si a eso le sumamos instalaciones que tienen la apariencia de nuevas por el cuidado y la higiene, además de todos los servicios básicos con los que debe contar este servicio (agua, papel, jabón), no cabe sino aplaudir. El único punto "negro"... tengan cuidado con la potencia del chorro de agua del lavamanos, si se hace una mala maniobra puedes terminar con los pantalones salpicados o derechamente mojados, lo que no es muy decoroso saliendo del baño de un bar cervecero (ni de ningún W.C. en realidad...).

Ubicación y locomoción. Avenida Providencia #2433, comuna de Providencia, Santiago. Si eso no le pareció lo suficientemente explícito, hago la referencia geográfica: Providencia con Los Leones, a una distancia prácticamente equidistante entre las estaciones de metro Los Leones y Tobalaba. ¿Y si falla el metro? hay locomoción de todo tipo y para todos los destinos desde la avenida Providencia. Llegar e irse de lugar no puede ser más sencillo.

Palabras al cierre. Haciendo el balance de todas las visitas que #1deEspuma2deFrente ha hecho a Herencia Chilena, sin duda que la balanza se inclina hacia el lado lleno del vaso. Una buena y cuidada infraestructura, una buena atención, una carta de sandwiches con una buena selección de productos y una carta de cervezas nacionales bastante respetables terminan por convertir a Herencia Chilena en una verdadera alternativa cervecera en el sector.
Luego de varias vistas, Herencia Chilena ya se ganó espacio en el corazón de #1deEspuma2deFrente en aquellos días post compra en Beervana, o bien, cuando se quiere evitar el patio de comidas del Costanera Center.



sábado, 30 de enero de 2016

RÚSTICO BREWPUB

Alguna vez le pregunté a un compañero de estudios maipucino ¿cuáles locales cerveceros me recomiendas por allá? El me respondió instintivamente "el Rústico... y... en realidad el Rústico no más...". Se trataba de un compañero que sabía sobre elaboración de cerveza, y que no se conformaba con el primer sorbo de cualquier fermentado. Ya era un motivo potente para salir de la ruta de los locales de Santiago centro y del sector oriente.

Luego de eso, y en el contexto de una conversación distendida con un colega, me entero que el Rústico era referente de variedad y calidad cervecera... ya eran muchas las señales, me debía un viaje a Maipú para conocer este célebre BrewPub. Así fue como #1deEspuma2deFrente tomó sus camas y petacas y se fue de marcha al mítico Rústico BrewPub ¿cuál fue el resultado de este periplo? Para eso escribo este review... veamos que tal.

Cervezas. Cuatro salidas de cerveza fresca "de la casa" (literalmente "de la casa", creadas y producidas a un costado del bar, y no cervezas encargadas a una planta cervecera "X" para vender con una etiqueta propia), más cuatro salidas de la consagrada Kross son la oferta de cervezas de barril que encontramos en Rústico Brewpub.

En lo que respecta a producción del local - la que fue motivo del viaje - nos encontramos con las variedades Rústico Blonde (5º), una sorprendente Rústico Miel (7º), la Rústico Inferno Rubí (9º) y la Rústico Inferno (9º).




En orden de aparición: Rústico Blonde, Rústico Miel, Rústico Inferno Rubí, Rústico Inferno.

Por su parte, la oferta en botella nos abofetea con una carta de 90 etiquetas, de las más variadas latitudes: cervezas nacionales, cervezas norteamericanas, cervezas belgas y cervezas inglesas; todas ellas presentadas en una carta didáctica con breves notas de cata.


 La variopinta oferta cervecera en botella, lista y
 dispuesta para ser servida en la mesa del parroquiano.

Ambiente. El nombre del local ya nos da indicios sobre los que podemos encontrar en este BrewPub: un ambiente que pretende recrear una antigua casa colonial de madera, adobes y materiales nobles (no se preocupe, esta construcción es una excelente reproducción de ladrillos y materiales modernos), que termina por llevarnos, de buena forma, a nuestros orígenes.


Madera labrada y una buena emulación de una precaria construcción de adobe, nos invitan a quedarnos por más que un rato en Rústico BrewPub.


En Rústico BrewPub hay grandes espacios que esperan, ávidamente, a sus parroquianos ansiosos de disfrutar una experiencia cervecera.


Este local se puede dividir en tres grandes partes: la terraza apta para los adictos al lúpulo y la nicotina, una suerte de nave central, donde nos topamos con una gigantesca barra y una gran cantidad de mesas, y un tercer espacio, constituido por un gran salón para los adictos a la cebada y la buena mesa.

La única crítica que se podría efectuar del lugar es la ausencia, propiamente tal, de una barra, con sillas e interacción con el hombre encargado del servicio. Ahora bien, esa carencia puede explicarse por la cultura chilena: el parroquiano llega al bar con su grupo de amigos, no llega al bar a hacer amistades o a conversar de la vida misma con un desconocido, lo que si pasa en otras latitudes. Por alguna razón, que desconozco, es mal visto llegar sólo a un bar (o a cualquier lugar, en general) a tomar un trago y distenderse. Esto puede justificar que el espacio naturalmente destinado para la barra haya sido ocupado por mesas. Al final del día, se trata de un bar chileno, no uno europeo.

Comida. La oferta de comida es simple, pero coherente con la estética del lugar. Dentro de la carta nos encontramos con preparaciones que invitan a compartir. Es así como las pizzas (18 variedades) y las ya míticas chorrillanas (en 5 versiones) marcan la tónica.



Zoom a una deliciosa pizza Mediterránea (salsa de tomate, queso mozarella, queso de cabra, choricillo y albahaca)

Ahora bien, la oferta gastronómica de Rústico se la roba, con propiedad, el producto estrella de la casa: una enorme empanada XL (y cuando digo XL es XL...). Se trata de una gigantesca empanada que emula las clásicas pizzas italianas tipo calzonne, pero con una estética característica de las empanadas de medio kilo de Pomaire. Los rellenos son a base de queso, y tienen ocho diferentes presentaciones (queso, queso camarón, queso choclo crema, tres quesos, napolitana, queso champignon, queso alcachofa y queso jaiba). Sin duda, un imperdible de este lugar.


Me atrevería a decir que este "manjar" pesa más de medio kilo... aguante y fuerza para el staff de simpáticas meseras del lugar que sostienen este patrimonio gastronómico - y cultural - con una sola mano.

Calidad de servicio. Amabilidad y calidad en el servicio de principio a fin. Cabe destacar que el local, al menos durante nuestra visita, siempre se mantuvo abarrotado de gente (fácilmente habían unas 8 o 10 personas para atender a casi un centenar de parroquianos), y las meseras siempre llegaron a tiempo y con la mejor cara y sonrisa para atender los requerimientos de los clientes. Punto a favor para Rústico.

Mención aparte para la preparación e instrucción del personal en materia cervecera. En esta visita tuvimos la oportunidad de degustar las 4 variedades de cerveza "de la casa" disponibles en schop, y contamos con la descripción de cada una, con notas de cata y algunas sugerencias de maridaje por parte de la mesera. Otro poroto anotado para Rústico.



La variedad de cervezas de la casa de Rústico.

Baños. En general son espacios reducidos, pero bastante funcionales. En el caso del baño de hombres, destaca la ausencia de jabón (y hasta de dispensador, el que parecía haber sido sacado de raíz!). Por su parte, el baño de mujeres acusaba desperfectos en los seguros de las casetas, como también denotaba cierta falta de aseo. Esto último puede explicarse por el alto flujo de clientes y las varias horas de funcionamiento que llevaba el local al momento de la inspección.

Sin perjuicio de lo anterior, las instalaciones se encontraban en buen estado.

Ubicación y locomoción. Todo oriundo de Maipú puede encontrar que llegar a Renaico #3001 es lo más fácil que hay, si tiene como referencia la avenida Pajaritos y la avenida Central. No obstante, para una persona que no conoce el sector, resulta igualmente amigable llegar. Rústico se encuentra a escasas cuadras de la estación de metro Santiago Bueras (línea 5), por lo que llegar al bar es bastante sencillo.

De vuelta, cuando ya no se cuenta con la ayuda de la red de metro como referencia, la variada locomoción que pasa por avenida Pajaritos nos conecta rápida y eficazmente con el centro de Santiago. En suma, y como se dice en buen chileno, no hay donde perderse.

Palabras al cierre. Cuando llegamos a Rústico BrewPub a hacer esta visita, fuimos testigos de algo que nunca habíamos visto en un bar cervecero: el local ya se encontraba repleto (siendo relativamente temprano), tanto así que había una larga fila de parroquianos esperando una mesa para ingresar. La gente no se equivoca y este indicio de buen ambiente, buena atención y buenos productos, era un aviso - con letras de neón - de lo que nos deparaba el lugar.

Así como la guía Michelín le da estrellas a los lugares que visita, dándole su máxima distinción a aquellos lugares que justifican un viaje completo tan sólo por ir a comer en ellos, nos parece que Rústico ha ganado con creces esta distinción en una dimensión cervecera local. Al menos, a nuestro entender, Rústico es un bar que merece ser visitado por cualquier amante de la buena cerveza en Santiago, o incluso en Chile, sin dejar margen a la decepción. Un destino recomendado y carta segura de buen servicio cervecero.


viernes, 8 de enero de 2016

SANTA FILOMENA 91

Santa Filomena 91


Hace un buen tiempo la publicidad de este - relativamente - nuevo proyecto cervecero me venía persiguiendo. Ya sea en forma de invitaciones de amistad en Facebook, referencias de haber sido alguna vez sede de las ya célebres "Catas colaborativas", o simplemente visitas de amigos documentadas con sus respectivas fotos (de esas que dan sed y de la que no parece ser sana...) me empujaron a descubrir que ofrecía este, de momento, desconocido bar. ¿Qué encontré en Santa Filomena 91? Vamos paso a paso.

Cervezas. La oferta en cervezas de barril se traduce en cuatro salidas de schop. Se pueden encontrar las marcas nacionales Tübinger (con su galardonada Hoppiness IPA), Spoh (A.A.A.) y Granizo (con la ya quasi legendaria IRA!), además de una invitada belga, Kastell Rougue. La oferta  puede parecer modesta en cantidad, pero sin duda está consagrada en calidad, las cosas comienzan bien.


Cerveza Tübinger Hoppiness IPA a un insuperable precio: 2 schops de 474 cc por $3.000. Creo que no veía ese precio por una cerveza de primera calidad desde hace unos 3 años, fácilmente.



Por su parte, las botellas son las encargadas en este local de calmar la sed de variedad. Los abarrotados coolers de Santa Filomena 91 albergan una variopinta selección de cervezas, donde destaca la presencia de cervezas belgas de alcurnia (Kastell, Dupont, Chimay, Westmalle, entre otras), el catálogo ya reconocible de cervezas norteamericanas (Ballast Point, Coronado, Anderson Valley a la cabeza), como también la sorprendente y agradable irrupción de cervezas del Reino Unido.

                                         
 Si tienen alguna duda, pueden ver los coolers en HD...

Ambiente. Acá puede haber fuente de confusión. Para el visitante primerizo - como fue el caso - puede parecer algo extraño llegar a la dirección y ver a gente tomando jugos o bebidas carbonatadas a través de una ventana... no se atemorice, ese es el local aledaño. Lo que tiene que hacer es subir una larga escalera de madera para llegar al templo de la cerveza.

Santa Filomena 91 se encentra en el segundo piso de una casona de fachada continua del Barrio Bellavista ¿Qué implica eso? un espacio amplio y agradable, pero no necesariamente bien distribuido.

En cuanto al ambiente del lugar, una agradable selección de música anglo recibe al pasajero y lo cobija mientras da rienda suelta al placer cervecero.

Mención aparte merece la disonante decoración marina del lugar, que pareciera estar completamente "out of context" (como esos notables screenshoots de BKN) ¿Cuál sería la explicación del fenómeno? según mi registro de Redcompra ese día fui a un restaurant llamado "De bote a bote". Todo parece indicar que la decoración, que rinde tributo a Popeye, sería parte de un anterior proyecto, por lo que los remos, botes y sogas deberían tirarse por la borda próximamente.


Homenaje a Simbad el marino camuflado con un astrolabio de Ballast Point

Comida. La carta de comidas es tímida y no corre mayores riesgos. Para acompañar los sorbos de cerveza artesanal se puede optar por pizzas, hamburguesas, quesadillas y papas fritas (las últimas no están en la carta, pero si están disponibles en la cocina).

Si bien la oferta es reducida y técnicamente de simple factura, se trata de preparaciones bien logradas. Así, por ejemplo, la masa a la piedra de las pizzas resulta equilibrada, mientras los ingredientes de las mismas impresionan frescos y de calidad aceptable, lo que repercute en un bocado a la altura de los bebestibles.

             
"Acercamiento electrónico" a la pizza "mar y tierra" (cebolla, camarón, tomate y rúcula).

Llama la atención que teniendo una buena masa a la piedra el local no se la juegue por un abanico de ingredientes más amplio. Con ese simple gesto la carta de comidas crecería y ganaría en variedad (conservando la calidad de los ingredientes por favor...). Creo que es un punto a mejorar, sin duda.

Ahora bien, no todo son pizzas. Santa Filomena 91 también ofrece generosas hamburguesas, acompañadas de papas fritas y una agradable porción de ricotta para juguetear. Buena porción, aunque el pan acusaba ser lo menos fresco del plato.



Calidad de servicio. Primera prueba: ¿nos podría traer muestras de los schops para degustar? En lugar de escuchar alguna negativa disfrazada de falsa cortesía, o bien un cuestionamiento de vuelta como "pero ¿que cerveza le gusta?" con el tono aquel de "no estoy para tu leseo / webeo..."; al instante se presentaron sobre la mesa cuatro pequeños vasitos para  probar como venía la mano desde la barra.


Después de este breve ejercicio de cata, derecho fundamental que debe ser respetado en todo bar que se precie de cervecero, la elección de schop estaba clara.

Segunda prueba: "Creo que se equivocaron, esta no fue la cerveza que pedí". Ante eso el mesero, en lugar de alterarse o armar trifulca, consultó en la barra. Tras ello llegó el mismísimo administrador a ofrecer explicaciones, las que fueron verosímiles. Todo bien: la cerveza era la que correspondía y el personal respondía amablemente, incluso ofreciendo cambiar la cerveza de ser necesario. Claramente eso no fue necesario, ya había plena convicción sobre la buena calidad del servicio.


Tübinger Hoppiness IPA, la cerveza de la "discordia"

En cuanto a los tiempos de espera, nada que decir, excelente respuesta, tanto de la barra como de la cocina. El balance sólo podía ser positivo, personal amable, bien instruido y con nervios de acero: una combinación ganadora.

Baños. He aquí la sección favorita de los seguidores de este espacio. Como comentaba anteriormente, Santa Filomena 91 se instaló en una antigua casona de fachada continua del Barrio Bellavista ¿qué tiene que ver eso? Pues bien, la distribución de los espacios opera por secciones o habitaciones, y los baños no son la excepción. Literalmente dos "salones de baño" reciben a los parroquianos y parroquianas para quedar listos para el próximo "refill".

Ahora bien, como margen de mejora, es curioso que teniendo un espacio tan amplio como baño, éstos apenas cuenten con un pequeño urinario, un inodoro y un lavamanos, los que parecen naufragar en el enorme salón. Creo que en una próxima remodelación se puede hacer algo para mejorar la distribución y optimizar los espacios (los urinarios en una cervecería nunca están demás, como tampoco una eventual "privacidad" de una casetita para el inodoro).

La higiene de los servicios era aceptable, pero la falta de jabón a la hora de lavarse las manos sólo me corroboró que este espacio no es precisamente una de las prioridades del lugar.

Ubicación y locomoción. El nombre del lugar es auto explicativo y no da cabida a equívocos. Santa Filomena 91 se encuentra justamente ahí... sobre Santa Filomena, casi esquina Purísima. La ubicación lamentable o afortunadamente (según como se quiera ver...) obliga a caminar algunas cuadras para acceder a la locomoción pública, salvo que se opte por un taxi. Por mi parte, sólo me queda agradecer que puedo ir y venir al bar simplemente caminando, dada la cercanía que tiene con mi domicilio.

Palabras al cierre. Si bien la impresión inicial que me daban las redes sociales sobre Santa Filomena 91 eran las de un bar cervecero plenamente consolidado dentro del circuito santiaguino, la visita al lugar me dio otra sensación.

Estando sentado en cualquiera de los salones de la casona (salvo la barra, claro está) se percibe cierta falta de identidad. El visitante no sabe si esta en una galería de arte o en un acto conmemorativo del 21 de mayo... sólo recuerda que el lugar es una cervecería llamada Santa Filomena 91 al recibir la carta.

Sin embargo, el retrogusto que me deja Santa Filomena 91 es el de un buen proyecto cervecero, que se encuentra dando firmemente sus primeros pasos, que identifica las brechas de mejora y que trabaja por superarlas.

Al final del día la excelente atención, la buena calidad de sus productos, los incomparables precios (¡notables promociones en schop!) y su ubicación en un sector que no había sido explorado por los empresarios cerveceros terminan por darme una buena espina. Santa Filomena 91 es como una prometedora cerveza en etapa de fermentación. Sin duda dan ganas de volver para destapar el brebaje maduro.


sábado, 2 de enero de 2016

THE BEER HOUSE EXPERIENCE

Ya estamos en los meses de vacaciones y, para hacer honor a la temporada estival - aunque nos encontremos varados en una calurosa oficina con una corbata atada al cuello con 30º Celsius - me parece justo recrear la vista y el paladar con algunas visitas al extranjero que #1deEspuma2deFrente tuvo la suerte de realizar durante el año pasado.

La primera parada será en un - lamentablemente - extinto local llamado "The Beer House Experience" en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Sin embargo, no se preocupen, si el pequeño review viajero - turístico que haremos a continuación les parece atractivo, pueden encontrar algo parecido (y probablemente mejorado) en "Beerlife", que, según entiendo, es un proyecto de los mismos dueños del fenecido lugar.

Cuando a uno le hablan de Argentina casi como acto reflejo se suele pensar en carnes a la parrilla de su rica pampa, las pastas y masas de las más diversas y sabrosas formas imaginables de los inmigrantes italianos, y en algún vino espumante proveniente de las lejanas viñas mendocinas, no obstante, #1deEspuma2deFrente quiso darle vuelta la mano al turismo "clásico", experimentando lo que ofrecía la escena cervecera argentina, en específico, bonaerense.

Así fue como, antes de cruzar los imponentes Andes, le consulté a un amigo trotamundos sobre datos cerveceros en la ciudad porteña. Lo primero que me dijo, sin chistar, fue "The Beer House Experience", para luego advertirme que si osaba llegar a ese sacro lugar, debía reservar mesa con anticipación.

Dicho y hecho, en el acto, y encontrándome aún en Chile, comencé a hacer las gestiones vía "Facebook" para reservar una mesa. Le hice saber a la persona que me contestó los mensajes que viajaba desde Chile y en lugar de poner problemas, hizo la reserva para 2 personas con la mejor disposición.

Llegado el día "D", los corresponsales de #1deEspuma2deFrente se encontraron prestos, tocando la puerta de una imponente casona enclavada en pleno Bario de San Telmo, Buenos Aires.




Luego de unos 30 segundos, una persona vestida con indumentaria de cocina profesional nos abrió la puerta, para llevarnos a nuestra mesa reservada. Tras un paseo por la casona, bien decorada con motivos cerveceros y botellas varias, llegamos a nuestro lugar: nada más y nada menos que una gran barrica con dos sillas altas a su altura... esto se ponía bueno.




El paso siguiente fue presentarnos la carta, la que en su sencillez escondía algo que solamente había visto en "La Fine Mousse" de París: Platos donde la cerveza era la protagonista, como ingrediente de atractivas preparaciones. Estábamos en medio de un local de "Brewfood".


Ahora bien, como todo buen plato requiere su tiempo de espera, por muy buena que sea la mise en place, nos vimos en la agradable necesidad de comenzar con el aperitivo cervecero. Por el precio del menú, tuvimos acceso libre a una barra de auto servicio, con 6 variedades de cerveza... creo que es lo más cerca que he estado del paraíso!







Pasada la excitación de tomar la cerveza que uno mismo sacaba del grifo, comenzó la experiencia del brewfood, con las entradas...


Un chorizo cervecero, cocinado a la IPA: lo mejor de Argentina e Inglaterra en un plato, quien lo diría...


Un ceviche a la Red Ale.

Y llegó el momento de los fondos:


Un impecable y sabroso risotto de hongos.


Una notable brocheta de lomo en salsa de cerveza stout. Para chuparse los bigotes.

Pasado el umbral de la satisfacción, llegó el tiempo del postre. Una extraña y sensual aproximación  a la preparación que es carta segura en cualquier Brewfood: ¡Birramisú!


Que decir, mi segunda experiencia personal en un Brewfood había sido un éxito digno de recomendar. Preparaciones bien logradas, conjugadas con un paradisíaco auto-servicio con 6 salidas de correcta cerveza artesanal local, configuran un imperdible para salir del típico bife de chorizo o las tradicionales pastas.

¡Chapeau! para "The Beer House Experience". Espero que su continuador "Beerlife" vaya por la misma senda, haciendo de su Brewfood un incipiente imperdible del puerto bonaerense. Si ustedes leyeron esto y quieren probar suerte en "Beerlife", les dejo la dirección: Humberto Primero #670, Buenos Aires.

domingo, 1 de noviembre de 2015

MOSSTO BREWFOOD

  

Ha pasado mucha agua bajo el puente desde la última vez que escribí una reseña en el blog, y el tiempo no ha pasado en vano. En el intertanto, el trabajo cotidiano, los estudios y otros proyectos fueron absorbiendo la motivación necesaria que mueve a un aficionado a escribir en la red – sin retribución alguna – por el mero placer de informar y servir como referencia de otros apasionados de la cerveza y el mundo que gira en torno a ella.

Sin embargo, tres razones me han dado el aliciente para darle una nueva oportunidad e impulso a este proyecto:

1.- El “fanpage” de facebook sigue, al día de hoy, recibiendo “likes” a pesar de no tener actividad hace más de un año a la fecha.

2.- He recibido calurosos saludos y comentarios de visitantes extranjeros que han utilizado los “reviews” de “1deespuma2defrente” como guía para sus viajes a Chile, y

3.- Finalmente, conocí un lugar en Chile que puede ostentar con orgullo el título de “Brewfood”. Este concepto, y su respectiva experiencia, lo conocí y viví en el extranjero, sin pensar que llegaría algún día a mi propia tierra.

Es precisamente este último hito el que me sacudió de forma definitiva, al punto de obligarme a dedicar unas líneas a lo que este lugar ofrece.

Mossto Brewfood



En un comienzo me costó creer que un local en Chile se la jugara con este concepto, consistente en ofrecer una carta en que la cerveza no sólo es protagonista del listado de bebestibles, sino que también se toma, con propiedad, un justo espacio como ingrediente estelar de las más variadas y sibaritas preparaciones.

Tanta fue mi incredulidad que, antes de sentarme a escribir esta reseña, hice un trabajo hasta el momento inédito: visité el local a los menos unas cinco veces, durante un periodo de aproximadamente 6 meses, paseándome intencionalmente por el menú y poniendo a prueba cada una de las categorías ofrecidas. Pues bien, ¿cuál fue el resultado de estas visitas? Aparte de hacerme recuperar la fe en la humanidad, este review intenta resolver la pregunta. Acá vamos.

Cervezas. Como las visitas se extendieron durante un lapso importante, evidentemente las opciones disponibles en schop fueron variadas. Si bien los estilos rotan constantemente – lo cual se agradece si la calidad del producto es óptima y se condice con las condiciones climáticas de cada época – es posible inferir que los chicos de Mossto se aseguran con salidas de las cervecerías nacionales Kross, Tübinger, KAF, y Zigurat, a las que suman un par de salidas de Anderson Valley (USA) y eventualmente una salida de cerveza Belga (Kasteel u otra importada por Pacific Investments), disponiendo de 8 canillas en total.
¿Qué se puede decir de ellas? Nunca un producto contaminado o en mal estado, siempre cerveza fresca y a la temperatura adecuada. Punto para Mossto.


Por su parte, las botellas no se quedan atrás. Si bien debo confesarme como un detractor del consumo de botellas en bares (tema que es harina de otro costal y da para otro hilo de comentarios), la oferta  de éstas es variada y granada, tanto en estilos como en marcas. Destacan tanto las cervezas norteamericanas, importadas por Beervana (Anderson Valley, Ballast Point), como las belgas (Kasteel, La Chouffe, Duvel, Maredsous y Rochefort).

Ambiente. Enclavado en medio del “Barrio Italia”, este emprendimiento se la jugó recuperando una vieja casona del sector, aprovechando su estructura de largo y profundo pasillo central. Así las cosas, Mossto Brewfood se presenta como una gran nave central de dos niveles, además de dos ambientes en una tercera altura (los que nunca he visto en uso, pero de seguro hay planes interesantes para ellos). A ello, agrega una agradable y relativamente amplia terraza. Al fondo del local, algo relegada y en segundo o tercer plano, aparece una sombría y larga barra para albergar a sus parroquianos. Me parece que la disposición e importancia que se le dio a la barra es discutible (en un bar donde la cerveza es la vedette uno esperaría más protagonismo), pero al parecer desde un punto de vista técnico – logístico funciona bien allí.


En lo que respecta a decoración, sin duda resalta en el sector de mesas un enorme mural que emula una suerte de mundo de fantasía cervecero, donde los dos actores principales son los dos socios fundadores del local, lo que fueron reproducidos casi al detalle y a pulso con un delgado pincel.

El mobiliario se reparte entre, por una parte, mesas y sillas bajas para cuatro personas y, de otra, mesas y sillas altas para dos personas, todas en madera y con un aire rústico.

Comida. Da gusto ver cuando las cosas se hacen en serio, con pasión, cariño, técnica, consistencia y aplomo. Todo eso es lo que ofrece la carta de Mossto Brewfood. Las preparaciones encuentran una mise en scène impecable, propia de restaurante de mantel largo, pero con el inédito plus del enfoque cervecero.

Desde entremeses o picoteos aparentemente simples (tales como fondues, crudos de res, tataki de salmón o hummus de garbanzo), hasta sofisticados postres de compleja factura (como Birramisú / Tiramisú o Mi-cuit au chocolat / volcán de chocolate), pasando por una variada carta de sandwichs (donde recomiendo el MosstLomo Saltado) e increíbles platos de fondo de autor (garrón de cordero, salmón a la plancha o plateada, con guarniciones de mote cremoso, gajos de papas rústicas o un puré), la propuesta del local es potente: la cerveza no es sólo un acompañamiento de comida chatarra. Ella ofrece miles de posibilidades y combinaciones, ya sea viniendo desde una copa o botella, o bien, proviniendo desde el mismísimo plato, como ingrediente.


¿Con ganas de abrir el apetito? Fondue y Hummus al rescate.


Tataki de salmón para acompañar una ligera saison.


Garrón de cordero con gajos de papas rústicas al horno. Exigen una buena stout tirada para elevar sus sabores al máximo.


Salmón a la plancha acompañado de una sabrosa y contundente guarnición de cremoso de mote. Si tiene una pilsener o saison a la mano, son las opciones de maridaje.


Mi-cuit au chocolat (o volcán de chocolate), en su punto, dando cuenta de la frescura de la preparación. Si hay alguna imperial stout disponible en schop, no dude en maridar.


Un birramisú al estilo Mossto, que igualmente pide a gritos una buena stout para realzar sus sabores y texturas.


Como ayuda en este largo y asombroso proceso de prueba de aromas, sabores y mezclas, la carta de Mossto Brewfood nos sugiere el maridaje cervecero de cada preparación, haciendo de cada bocado una verdadera experiencia.

Tal vez la propuesta de Mossto Brewfood no ha sido del todo asimilada por los consumidores en general – incluso me atrevería a decir que tampoco ha sido asimilada del todo por lo propios amantes de la cerveza – pero sin duda es una idea que merece la oportunidad de ser vivida.

Calidad de servicio. El personal sabe lo que ofrece y sabe como ofertarlo, siempre con un trato cordial y dispuesto a resolver dudas, proporcionar muestras de cervezas, o bien dar solución a eventuales problemas que puedan suscitarse.

No obstante, debe hacerse un alcance. Dada la complejidad de algunas preparaciones, o su necesidad de ser ejecutadas en el minuto debido a su naturaleza, los tiempos de espera pueden verse alterados respecto a una comanda común y corriente. Ahora bien, si usted está dispuesto a vivir la experiencia que ofrece Mossto Brewfood, el mejor y más sabio consejo que puedo dar es: “Quien sabe comer, sabe esperar”. Y para la necesaria espera ¿qué mejor que un schop de aperitivo?

Baños. Por más que he pensado sacar este ítem de las evaluaciones, cada vez que alguien me pregunta sobre el blog y su eventual regreso, inevitablemente me comenta sobre el apartado de los baños. De esta suerte, me veo en una especie de obligación moral de informar el funcionamiento y estado sanitario de cada local, haciendo las veces de “SEREMI cervecero”. Bien contertulios, cumplo con informar que los toilettes de Mossto Brewfood funcionan y lucen a la perfección; tanto es así que, si me apuran, creo que andan mejor que los de mi propio departamento. Siendo así, vaya con confianza, no encontrará ninguna sorpresa desagradable.

Ubicación y locomoción. Mossto Brewfood está inserto en el corazón del “Barrio Italia”, específicamente en Av. Condell Nº 1460, entre Av. Santa Isabel y calle Caupolicán. A escasas cuadras se encuentra la estación de metro Santa Isabel, como también se puede probar suerte con la locomoción colectiva que pasa por Av. Santa Isabel o incluso, si se camina un poco más, se puede tomar locomoción en Av. Salvador o Av. Rancagua, dependiendo el destino.

Palabras al cierre. La oferta cervecera ha cambiado bastante desde que escribí la primera reseña de bares cerveceros, por allá en el mes de diciembre de 2013, y el cambio ha sido sin duda, y afortunadamente, para bien. El hecho de contar con el primer “Brewfood” nacional es un claro indicador de ello, y los chicos de Mossto saben cumplir bien la tarea de ser la punta de lanza del concepto.

Tras las variadas visitas que hice al local durante estos meses – las que sin duda seguiré haciendo – no me queda más que repetir el gesto que tuve el sábado pasado al salir del local y pasar por la sala de cocina (la que como prueba de blancura puede verse a través de los vidrios de una puerta): Un aplauso cerrado de agradecimiento por la osadía, el atrevimiento y la puesta en escena digna de mantel largo que se ofrece en cada bocado.