sábado, 30 de enero de 2016

RÚSTICO BREWPUB

Alguna vez le pregunté a un compañero de estudios maipucino ¿cuáles locales cerveceros me recomiendas por allá? El me respondió instintivamente "el Rústico... y... en realidad el Rústico no más...". Se trataba de un compañero que sabía sobre elaboración de cerveza, y que no se conformaba con el primer sorbo de cualquier fermentado. Ya era un motivo potente para salir de la ruta de los locales de Santiago centro y del sector oriente.

Luego de eso, y en el contexto de una conversación distendida con un colega, me entero que el Rústico era referente de variedad y calidad cervecera... ya eran muchas las señales, me debía un viaje a Maipú para conocer este célebre BrewPub. Así fue como #1deEspuma2deFrente tomó sus camas y petacas y se fue de marcha al mítico Rústico BrewPub ¿cuál fue el resultado de este periplo? Para eso escribo este review... veamos que tal.

Cervezas. Cuatro salidas de cerveza fresca "de la casa" (literalmente "de la casa", creadas y producidas a un costado del bar, y no cervezas encargadas a una planta cervecera "X" para vender con una etiqueta propia), más cuatro salidas de la consagrada Kross son la oferta de cervezas de barril que encontramos en Rústico Brewpub.

En lo que respecta a producción del local - la que fue motivo del viaje - nos encontramos con las variedades Rústico Blonde (5º), una sorprendente Rústico Miel (7º), la Rústico Inferno Rubí (9º) y la Rústico Inferno (9º).




En orden de aparición: Rústico Blonde, Rústico Miel, Rústico Inferno Rubí, Rústico Inferno.

Por su parte, la oferta en botella nos abofetea con una carta de 90 etiquetas, de las más variadas latitudes: cervezas nacionales, cervezas norteamericanas, cervezas belgas y cervezas inglesas; todas ellas presentadas en una carta didáctica con breves notas de cata.


 La variopinta oferta cervecera en botella, lista y
 dispuesta para ser servida en la mesa del parroquiano.

Ambiente. El nombre del local ya nos da indicios sobre los que podemos encontrar en este BrewPub: un ambiente que pretende recrear una antigua casa colonial de madera, adobes y materiales nobles (no se preocupe, esta construcción es una excelente reproducción de ladrillos y materiales modernos), que termina por llevarnos, de buena forma, a nuestros orígenes.


Madera labrada y una buena emulación de una precaria construcción de adobe, nos invitan a quedarnos por más que un rato en Rústico BrewPub.


En Rústico BrewPub hay grandes espacios que esperan, ávidamente, a sus parroquianos ansiosos de disfrutar una experiencia cervecera.


Este local se puede dividir en tres grandes partes: la terraza apta para los adictos al lúpulo y la nicotina, una suerte de nave central, donde nos topamos con una gigantesca barra y una gran cantidad de mesas, y un tercer espacio, constituido por un gran salón para los adictos a la cebada y la buena mesa.

La única crítica que se podría efectuar del lugar es la ausencia, propiamente tal, de una barra, con sillas e interacción con el hombre encargado del servicio. Ahora bien, esa carencia puede explicarse por la cultura chilena: el parroquiano llega al bar con su grupo de amigos, no llega al bar a hacer amistades o a conversar de la vida misma con un desconocido, lo que si pasa en otras latitudes. Por alguna razón, que desconozco, es mal visto llegar sólo a un bar (o a cualquier lugar, en general) a tomar un trago y distenderse. Esto puede justificar que el espacio naturalmente destinado para la barra haya sido ocupado por mesas. Al final del día, se trata de un bar chileno, no uno europeo.

Comida. La oferta de comida es simple, pero coherente con la estética del lugar. Dentro de la carta nos encontramos con preparaciones que invitan a compartir. Es así como las pizzas (18 variedades) y las ya míticas chorrillanas (en 5 versiones) marcan la tónica.



Zoom a una deliciosa pizza Mediterránea (salsa de tomate, queso mozarella, queso de cabra, choricillo y albahaca)

Ahora bien, la oferta gastronómica de Rústico se la roba, con propiedad, el producto estrella de la casa: una enorme empanada XL (y cuando digo XL es XL...). Se trata de una gigantesca empanada que emula las clásicas pizzas italianas tipo calzonne, pero con una estética característica de las empanadas de medio kilo de Pomaire. Los rellenos son a base de queso, y tienen ocho diferentes presentaciones (queso, queso camarón, queso choclo crema, tres quesos, napolitana, queso champignon, queso alcachofa y queso jaiba). Sin duda, un imperdible de este lugar.


Me atrevería a decir que este "manjar" pesa más de medio kilo... aguante y fuerza para el staff de simpáticas meseras del lugar que sostienen este patrimonio gastronómico - y cultural - con una sola mano.

Calidad de servicio. Amabilidad y calidad en el servicio de principio a fin. Cabe destacar que el local, al menos durante nuestra visita, siempre se mantuvo abarrotado de gente (fácilmente habían unas 8 o 10 personas para atender a casi un centenar de parroquianos), y las meseras siempre llegaron a tiempo y con la mejor cara y sonrisa para atender los requerimientos de los clientes. Punto a favor para Rústico.

Mención aparte para la preparación e instrucción del personal en materia cervecera. En esta visita tuvimos la oportunidad de degustar las 4 variedades de cerveza "de la casa" disponibles en schop, y contamos con la descripción de cada una, con notas de cata y algunas sugerencias de maridaje por parte de la mesera. Otro poroto anotado para Rústico.



La variedad de cervezas de la casa de Rústico.

Baños. En general son espacios reducidos, pero bastante funcionales. En el caso del baño de hombres, destaca la ausencia de jabón (y hasta de dispensador, el que parecía haber sido sacado de raíz!). Por su parte, el baño de mujeres acusaba desperfectos en los seguros de las casetas, como también denotaba cierta falta de aseo. Esto último puede explicarse por el alto flujo de clientes y las varias horas de funcionamiento que llevaba el local al momento de la inspección.

Sin perjuicio de lo anterior, las instalaciones se encontraban en buen estado.

Ubicación y locomoción. Todo oriundo de Maipú puede encontrar que llegar a Renaico #3001 es lo más fácil que hay, si tiene como referencia la avenida Pajaritos y la avenida Central. No obstante, para una persona que no conoce el sector, resulta igualmente amigable llegar. Rústico se encuentra a escasas cuadras de la estación de metro Santiago Bueras (línea 5), por lo que llegar al bar es bastante sencillo.

De vuelta, cuando ya no se cuenta con la ayuda de la red de metro como referencia, la variada locomoción que pasa por avenida Pajaritos nos conecta rápida y eficazmente con el centro de Santiago. En suma, y como se dice en buen chileno, no hay donde perderse.

Palabras al cierre. Cuando llegamos a Rústico BrewPub a hacer esta visita, fuimos testigos de algo que nunca habíamos visto en un bar cervecero: el local ya se encontraba repleto (siendo relativamente temprano), tanto así que había una larga fila de parroquianos esperando una mesa para ingresar. La gente no se equivoca y este indicio de buen ambiente, buena atención y buenos productos, era un aviso - con letras de neón - de lo que nos deparaba el lugar.

Así como la guía Michelín le da estrellas a los lugares que visita, dándole su máxima distinción a aquellos lugares que justifican un viaje completo tan sólo por ir a comer en ellos, nos parece que Rústico ha ganado con creces esta distinción en una dimensión cervecera local. Al menos, a nuestro entender, Rústico es un bar que merece ser visitado por cualquier amante de la buena cerveza en Santiago, o incluso en Chile, sin dejar margen a la decepción. Un destino recomendado y carta segura de buen servicio cervecero.


viernes, 8 de enero de 2016

SANTA FILOMENA 91

Santa Filomena 91


Hace un buen tiempo la publicidad de este - relativamente - nuevo proyecto cervecero me venía persiguiendo. Ya sea en forma de invitaciones de amistad en Facebook, referencias de haber sido alguna vez sede de las ya célebres "Catas colaborativas", o simplemente visitas de amigos documentadas con sus respectivas fotos (de esas que dan sed y de la que no parece ser sana...) me empujaron a descubrir que ofrecía este, de momento, desconocido bar. ¿Qué encontré en Santa Filomena 91? Vamos paso a paso.

Cervezas. La oferta en cervezas de barril se traduce en cuatro salidas de schop. Se pueden encontrar las marcas nacionales Tübinger (con su galardonada Hoppiness IPA), Spoh (A.A.A.) y Granizo (con la ya quasi legendaria IRA!), además de una invitada belga, Kastell Rougue. La oferta  puede parecer modesta en cantidad, pero sin duda está consagrada en calidad, las cosas comienzan bien.


Cerveza Tübinger Hoppiness IPA a un insuperable precio: 2 schops de 474 cc por $3.000. Creo que no veía ese precio por una cerveza de primera calidad desde hace unos 3 años, fácilmente.



Por su parte, las botellas son las encargadas en este local de calmar la sed de variedad. Los abarrotados coolers de Santa Filomena 91 albergan una variopinta selección de cervezas, donde destaca la presencia de cervezas belgas de alcurnia (Kastell, Dupont, Chimay, Westmalle, entre otras), el catálogo ya reconocible de cervezas norteamericanas (Ballast Point, Coronado, Anderson Valley a la cabeza), como también la sorprendente y agradable irrupción de cervezas del Reino Unido.

                                         
 Si tienen alguna duda, pueden ver los coolers en HD...

Ambiente. Acá puede haber fuente de confusión. Para el visitante primerizo - como fue el caso - puede parecer algo extraño llegar a la dirección y ver a gente tomando jugos o bebidas carbonatadas a través de una ventana... no se atemorice, ese es el local aledaño. Lo que tiene que hacer es subir una larga escalera de madera para llegar al templo de la cerveza.

Santa Filomena 91 se encentra en el segundo piso de una casona de fachada continua del Barrio Bellavista ¿Qué implica eso? un espacio amplio y agradable, pero no necesariamente bien distribuido.

En cuanto al ambiente del lugar, una agradable selección de música anglo recibe al pasajero y lo cobija mientras da rienda suelta al placer cervecero.

Mención aparte merece la disonante decoración marina del lugar, que pareciera estar completamente "out of context" (como esos notables screenshoots de BKN) ¿Cuál sería la explicación del fenómeno? según mi registro de Redcompra ese día fui a un restaurant llamado "De bote a bote". Todo parece indicar que la decoración, que rinde tributo a Popeye, sería parte de un anterior proyecto, por lo que los remos, botes y sogas deberían tirarse por la borda próximamente.


Homenaje a Simbad el marino camuflado con un astrolabio de Ballast Point

Comida. La carta de comidas es tímida y no corre mayores riesgos. Para acompañar los sorbos de cerveza artesanal se puede optar por pizzas, hamburguesas, quesadillas y papas fritas (las últimas no están en la carta, pero si están disponibles en la cocina).

Si bien la oferta es reducida y técnicamente de simple factura, se trata de preparaciones bien logradas. Así, por ejemplo, la masa a la piedra de las pizzas resulta equilibrada, mientras los ingredientes de las mismas impresionan frescos y de calidad aceptable, lo que repercute en un bocado a la altura de los bebestibles.

             
"Acercamiento electrónico" a la pizza "mar y tierra" (cebolla, camarón, tomate y rúcula).

Llama la atención que teniendo una buena masa a la piedra el local no se la juegue por un abanico de ingredientes más amplio. Con ese simple gesto la carta de comidas crecería y ganaría en variedad (conservando la calidad de los ingredientes por favor...). Creo que es un punto a mejorar, sin duda.

Ahora bien, no todo son pizzas. Santa Filomena 91 también ofrece generosas hamburguesas, acompañadas de papas fritas y una agradable porción de ricotta para juguetear. Buena porción, aunque el pan acusaba ser lo menos fresco del plato.



Calidad de servicio. Primera prueba: ¿nos podría traer muestras de los schops para degustar? En lugar de escuchar alguna negativa disfrazada de falsa cortesía, o bien un cuestionamiento de vuelta como "pero ¿que cerveza le gusta?" con el tono aquel de "no estoy para tu leseo / webeo..."; al instante se presentaron sobre la mesa cuatro pequeños vasitos para  probar como venía la mano desde la barra.


Después de este breve ejercicio de cata, derecho fundamental que debe ser respetado en todo bar que se precie de cervecero, la elección de schop estaba clara.

Segunda prueba: "Creo que se equivocaron, esta no fue la cerveza que pedí". Ante eso el mesero, en lugar de alterarse o armar trifulca, consultó en la barra. Tras ello llegó el mismísimo administrador a ofrecer explicaciones, las que fueron verosímiles. Todo bien: la cerveza era la que correspondía y el personal respondía amablemente, incluso ofreciendo cambiar la cerveza de ser necesario. Claramente eso no fue necesario, ya había plena convicción sobre la buena calidad del servicio.


Tübinger Hoppiness IPA, la cerveza de la "discordia"

En cuanto a los tiempos de espera, nada que decir, excelente respuesta, tanto de la barra como de la cocina. El balance sólo podía ser positivo, personal amable, bien instruido y con nervios de acero: una combinación ganadora.

Baños. He aquí la sección favorita de los seguidores de este espacio. Como comentaba anteriormente, Santa Filomena 91 se instaló en una antigua casona de fachada continua del Barrio Bellavista ¿qué tiene que ver eso? Pues bien, la distribución de los espacios opera por secciones o habitaciones, y los baños no son la excepción. Literalmente dos "salones de baño" reciben a los parroquianos y parroquianas para quedar listos para el próximo "refill".

Ahora bien, como margen de mejora, es curioso que teniendo un espacio tan amplio como baño, éstos apenas cuenten con un pequeño urinario, un inodoro y un lavamanos, los que parecen naufragar en el enorme salón. Creo que en una próxima remodelación se puede hacer algo para mejorar la distribución y optimizar los espacios (los urinarios en una cervecería nunca están demás, como tampoco una eventual "privacidad" de una casetita para el inodoro).

La higiene de los servicios era aceptable, pero la falta de jabón a la hora de lavarse las manos sólo me corroboró que este espacio no es precisamente una de las prioridades del lugar.

Ubicación y locomoción. El nombre del lugar es auto explicativo y no da cabida a equívocos. Santa Filomena 91 se encuentra justamente ahí... sobre Santa Filomena, casi esquina Purísima. La ubicación lamentable o afortunadamente (según como se quiera ver...) obliga a caminar algunas cuadras para acceder a la locomoción pública, salvo que se opte por un taxi. Por mi parte, sólo me queda agradecer que puedo ir y venir al bar simplemente caminando, dada la cercanía que tiene con mi domicilio.

Palabras al cierre. Si bien la impresión inicial que me daban las redes sociales sobre Santa Filomena 91 eran las de un bar cervecero plenamente consolidado dentro del circuito santiaguino, la visita al lugar me dio otra sensación.

Estando sentado en cualquiera de los salones de la casona (salvo la barra, claro está) se percibe cierta falta de identidad. El visitante no sabe si esta en una galería de arte o en un acto conmemorativo del 21 de mayo... sólo recuerda que el lugar es una cervecería llamada Santa Filomena 91 al recibir la carta.

Sin embargo, el retrogusto que me deja Santa Filomena 91 es el de un buen proyecto cervecero, que se encuentra dando firmemente sus primeros pasos, que identifica las brechas de mejora y que trabaja por superarlas.

Al final del día la excelente atención, la buena calidad de sus productos, los incomparables precios (¡notables promociones en schop!) y su ubicación en un sector que no había sido explorado por los empresarios cerveceros terminan por darme una buena espina. Santa Filomena 91 es como una prometedora cerveza en etapa de fermentación. Sin duda dan ganas de volver para destapar el brebaje maduro.


sábado, 2 de enero de 2016

THE BEER HOUSE EXPERIENCE

Ya estamos en los meses de vacaciones y, para hacer honor a la temporada estival - aunque nos encontremos varados en una calurosa oficina con una corbata atada al cuello con 30º Celsius - me parece justo recrear la vista y el paladar con algunas visitas al extranjero que #1deEspuma2deFrente tuvo la suerte de realizar durante el año pasado.

La primera parada será en un - lamentablemente - extinto local llamado "The Beer House Experience" en la ciudad de Buenos Aires, Argentina. Sin embargo, no se preocupen, si el pequeño review viajero - turístico que haremos a continuación les parece atractivo, pueden encontrar algo parecido (y probablemente mejorado) en "Beerlife", que, según entiendo, es un proyecto de los mismos dueños del fenecido lugar.

Cuando a uno le hablan de Argentina casi como acto reflejo se suele pensar en carnes a la parrilla de su rica pampa, las pastas y masas de las más diversas y sabrosas formas imaginables de los inmigrantes italianos, y en algún vino espumante proveniente de las lejanas viñas mendocinas, no obstante, #1deEspuma2deFrente quiso darle vuelta la mano al turismo "clásico", experimentando lo que ofrecía la escena cervecera argentina, en específico, bonaerense.

Así fue como, antes de cruzar los imponentes Andes, le consulté a un amigo trotamundos sobre datos cerveceros en la ciudad porteña. Lo primero que me dijo, sin chistar, fue "The Beer House Experience", para luego advertirme que si osaba llegar a ese sacro lugar, debía reservar mesa con anticipación.

Dicho y hecho, en el acto, y encontrándome aún en Chile, comencé a hacer las gestiones vía "Facebook" para reservar una mesa. Le hice saber a la persona que me contestó los mensajes que viajaba desde Chile y en lugar de poner problemas, hizo la reserva para 2 personas con la mejor disposición.

Llegado el día "D", los corresponsales de #1deEspuma2deFrente se encontraron prestos, tocando la puerta de una imponente casona enclavada en pleno Bario de San Telmo, Buenos Aires.




Luego de unos 30 segundos, una persona vestida con indumentaria de cocina profesional nos abrió la puerta, para llevarnos a nuestra mesa reservada. Tras un paseo por la casona, bien decorada con motivos cerveceros y botellas varias, llegamos a nuestro lugar: nada más y nada menos que una gran barrica con dos sillas altas a su altura... esto se ponía bueno.




El paso siguiente fue presentarnos la carta, la que en su sencillez escondía algo que solamente había visto en "La Fine Mousse" de París: Platos donde la cerveza era la protagonista, como ingrediente de atractivas preparaciones. Estábamos en medio de un local de "Brewfood".


Ahora bien, como todo buen plato requiere su tiempo de espera, por muy buena que sea la mise en place, nos vimos en la agradable necesidad de comenzar con el aperitivo cervecero. Por el precio del menú, tuvimos acceso libre a una barra de auto servicio, con 6 variedades de cerveza... creo que es lo más cerca que he estado del paraíso!







Pasada la excitación de tomar la cerveza que uno mismo sacaba del grifo, comenzó la experiencia del brewfood, con las entradas...


Un chorizo cervecero, cocinado a la IPA: lo mejor de Argentina e Inglaterra en un plato, quien lo diría...


Un ceviche a la Red Ale.

Y llegó el momento de los fondos:


Un impecable y sabroso risotto de hongos.


Una notable brocheta de lomo en salsa de cerveza stout. Para chuparse los bigotes.

Pasado el umbral de la satisfacción, llegó el tiempo del postre. Una extraña y sensual aproximación  a la preparación que es carta segura en cualquier Brewfood: ¡Birramisú!


Que decir, mi segunda experiencia personal en un Brewfood había sido un éxito digno de recomendar. Preparaciones bien logradas, conjugadas con un paradisíaco auto-servicio con 6 salidas de correcta cerveza artesanal local, configuran un imperdible para salir del típico bife de chorizo o las tradicionales pastas.

¡Chapeau! para "The Beer House Experience". Espero que su continuador "Beerlife" vaya por la misma senda, haciendo de su Brewfood un incipiente imperdible del puerto bonaerense. Si ustedes leyeron esto y quieren probar suerte en "Beerlife", les dejo la dirección: Humberto Primero #670, Buenos Aires.